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Gran Hotel Suances

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Mitología de Cantabria

por Oct 26, 2022

Cantabria destaca por el sol, el mar y la montaña, pero también por las historias y leyendas de brujas, extraños animales o sirenas. Y es que la mitología de Cantabria está llena de cuentos, en ocasiones terroríficos, que desde el Gran Hotel Suances **** os queremos recomendar. Si vas a hospedarte en nuestras instalaciones no olvides preparar tu cámara de fotos para las excursiones. Con suerte, podrás captar duendes o monstruos nocturnos de la región. Los hay de todo tipo. Algunos, simpáticos y extrovertidos. Otros, la clara representación del mal…

A continuación os brindamos la oportunidad de recorrer, si lo desean acompañados de sus hijos, los pueblos encantados de Cantabria.

Leyendas populares

La mitología cuenta que en Cantabria conviven en armonía tres familias de duendes: Trastolillo, Zahorí y Trenti. El más conocido de todos ellos es el Trastolillo o Trasgu, según la localidad. Se trata de un duende juguetón y simpático de sonrisa permanente. Su piel y su pelo largo son negros como el mismo hollín, sus ojos son verdes y tiene cara de pícaro. Con dos pequeños cuernos, viste una túnica roja confeccionada con cortezas de árboles. Si andas por Camaleño y escuchas sonidos extraños, ves moverse algo o percibes alguna sonrisa, es todo obra suya.
El Trenti es, si cabe, aún más pícaro que el Trastolillo. Ambos se parecen en el color de la piel y de los ojos, pero, a diferencia de éste, se mantiene lejos de las zonas más pobladas y prefiere los bosques, con los que se mimetiza gracias a que se viste con cortezas de árbol de color castaño y verde. Llama la atención que solo se deja ver por los niños y su manjar favorito es el maíz con leche. Cuidado con darle agua, para el trenti es como ingerir veneno.

De los tres duendes citados, el único que es serio y que no opta por asustar con simpatía o jugar es el Zahorí que, de hecho, se encarga de ayudar a los cántabros cuando estos extravían algo de valor o importante. Si aquel que invoca la oración se ha portado bien, el zahorí escucha con atención la descripción del objeto y procede a su búsqueda. Su larga nariz puntiaguda le permite oler y evitar los peligros y, gracias a su pequeño tamaño y su rapidez, se mueve constantemente de un lado a otro.

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Leyendas de terror

En la Tierruca existes tres personajes que, durante siglos, han aterrorizado a los cántabros. Seres malignos y malvados que no pierden la oportunidad de molestar y asustar a personas inocentes.

El más popular de todos ellos es El Ojáncano, un antropomórfico ser que, para los cántabros, personifica el mismo mal. En la mitología de la región no hay ser que simbolice mejor la crueldad, la ira o la destrucción. Se trata de un ogro de gran tamaño, de un cíclope con un enorme ojo al rojo vivo, la altura de un árbol y con manos y pies del tamaño de un gigante. Un ser con garras mortíferas con piel de lobo y un bastón mágico que puede transformarse en víbora, lobo o cuervo. Según la mitología habita en profundas grutas de los parajes más inaccesibles de las montañas y existen cuevas habitadas por ellos en Santurce de Toranzo, Cieza o la Penilla de Cayón. La mejor manera de protegerse de él es cobijarse en una casa con de piedra. Los ojáncanos más famosos han sido los del Monte Dobra y el Lago de Andara.

Los Nuberos, por su parte, son pequeños genios malignos que se divierten cabalgando entre tormentas y descargando granizo y rayos sobre las personas. A ellos se deben los cambios del clima en las montañas, ya que pueden conducir y guiar las nubes para provocar grandes destrozos. Sienten predilección por los pescadores. La tradición cuenta que los que intentan desafiarlos acaban perdiendo la vida, mientras que los menos osados se ven obligados a volver a puerto con las manos vacías.

También son temidos los Caballucos del Diablo, siete grandes libélulas con transparentes y largas alas que amenazan los cultivos de los campesinos sobre todo en verano. Vuelan siempre en grupo y, cuales jinetes del apocalipsis, son cabalgados por siete demonios que disparan llamas por la boca. Son seres malignos que se divierten quemando o pisoteando los campos. Según la leyenda nacieron en la Noche de San Juan, a cuyas hogueras no pueden acercarse al tratarse de un fuego sagrado que nada tiene que ver con el del infierno.

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El hombre pez

Seguramente, el lugar más famoso de Cantabria desde un punto de vista mitológico es Liérganes, muy cerca de Cabañas. Allí surge la tradición del hombre pez. Según la leyenda, el lugareño Francisco de la Vega Casar, que desapareció nadando en el río Miera nadando con unos amigos allá por el año 1674, fue capturado más tarde por las redes de unos pescadores en la lejana localidad de Cádiz, mostrando un extraño cuerpo de humano, pero cubierto de escamas. En el momento del hallazgo, tan solo repitió la palabra “Liérganes”, por lo que fue devuelto a su lugar de origen. Cuenta la historia que vivió allí durante nueve años antes de desaparecer, esta vez para siempre, en el mar. En la actualidad existe una estatua del hombre pez y hay, incluso, un centro de interpretación. Es muy común que los visitantes se sienten frente al río esperando notar algún movimiento extraño en el agua o alguna presencia en el agua del hombre pez.

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Las anjanas

El nombre de las hermanas anjanas deriva del nombre de Jana, que era como se llamaba las hechiceras en la edad media. La historia tiene su origen en el nacimiento del río Asón. Según la leyenda, una de las hermanas tenía el cabello de oro y la otra, de plata. Esta última destacaba por su carácter risueño y, al parecer, había habladurías sobre ella en el pueblo. Su hermana, cansada, utilizó un conjuro para llevarla de noche al nacimiento del río, donde la sumergió. Al no haber luna esa noche, no se percató de que su melena de color plateado se quedó flotando fuera del agua. Desde entonces, la leyenda cuenta que el rumor de la cascada no es otra cosa en realidad que la risa de la anjana.

La osa de la sierra de Andara

Otra leyenda cuenta la historia de una extraña mujer que vivió hace dos siglos en una cueva del pueblo lebaniego de Bejes, ubicado en plenos Picos de Europa. Ésta vivía de una forma sencilla y salvaje, y no se relacionaba con los vecinos. Cuenta la leyenda que tenía el cuerpo cubierto de pelo, manos duras con afiladas uñas y un largo cabello. En verano, la osa de Andara habita en el Grajal y Mancodio y, cuando se acerca el invierno, en la entrada al desfiladero de la Hermida. Es un ser muy fuerte y su carácter es bravo, pero en pocas ocasiones muestra agresividad, atacando, únicamente, a quien le irrita.
La Tierruca, como pueden comprobar, es una tierra mágica y sus montañas escarpadas, sus cuevas prehistóricas y sus frondosos bosques frondosos son el mejor caldo de cultivo para un importante número de leyendas e historias.

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